La Zanahoria (Dacus carota), planta autóctona bianual, muy extendida en los suelos frescos, ha dado origen a numerosas variedades, todas con raíces de un bello color rojo-anaranjado, pero de formas muy variadas. No interesan aquellas que su parte central es fibrosa y tiene color amarillento; únicamente se cultivan las variedades denominadas de "corazón rojo". La raíz se consume cocida o, más frecuentemente, cruda después de pelarla ligeramente. 

 

Se pueden cultivar diferentes variedades de zanahoria, todas son de buena calidad y fáciles de cultivar. Las zanahorias cortas convienen para cultivos precoces o para siembras tardías, ya que se desarrollan rápidamente. Por el contrario, estas variedades tienen un rendimiento medio; por ello, su cultivo no está ampliamente extendido. Las variedades de raíz semilarga son más productivas y son las que más se cultivan, especialmente las de tipo "nantesa", de raíz cilíndrica.

 

Las zanahorias de raíz larga, gruesa de forma más o menos cónica, son las más productivas y las más tardías. Las zanahorias pequeñas y redondas se preparan frecuentemente enteras, de la misma forma que las jóvenes zanahorias de "tipo Nantesa", arrancadas cuando la raíz tiene el grosor de un dedo.

 

Las variedades de raíces gruesas o medianas se cultivan para su recolección en otoño y poderlas almacenar para su consumo en invierno. Todas las variedades pueden recolectarse cuando las raíces son jóvenes, antes de su desarrollo completo, son cuando están más sabrosas. Por esta razón, un excelente método de cultivo consiste en sembrar las zanahorias de forma que al aclarar quitemos las ya aprovechables, dejando las restantes que tienen más espacio para desarrollar; con ello, conseguimos escalonar la recolección de raíces en su estado óptimo de aprovechamiento.

 

Planta de clima templado, la carlota no necesita de temperaturas elevadas. Su semilla germina a partir de los 5°C y la planta resiste heladas no excesivamente extremadas, lo que permite siembras tempranas.

 

La planta es exigente en humedad y no adquiere todas sus cualidades si le falta agua. Aunque en todas las tierras de jardín se consiguen producciones razonables, es en los suelos de consistencia media, arenosa y frescos donde se consiguen los mejores resultados y donde las raíces crecen rectas y de forma regular. En suelos calizos, arcillosos o con estiércol insuficientemente descompuesto, se producen raíces divididas.

 

Se debe hacer un primer aclareo dejando las plantas a una separación de 2 o 3 cm., cuando éstas tienen un tamaño de 2 a 3 cm. de altura. Unas semanas más tarde, se debe hacer un segundo aclareo eliminando una planta de cada dos o dos de cada tres; las raíces eliminadas suelen tener entonces un diámetro de un dedo y son extraordinarias para su consumo.

 

Binar regularmente entre los surcos para eliminar las malas hierbas, evitando hacer daños a las raíces con la herramienta. La zanahoria es de crecimiento lento, sobre todo en las primeras fases, por eso es posible intercalar otros cultivos de desarrollo rápido, como rábano o lechuga, sin que perjudiquen a las zanahorias. En los cultivos de invierno, con destino a conservarse en el suelo, deben recalzarse con tierra de entre los surcos para evitar que tomen color verde en el cuello y con ello adquieren un sabor poco agradable.

No se debía insistir sobre lo necesario que es recolectar las raíces jóvenes, pero éstas son las que presentan las máximas cualidades.

 

Las zanahorias de primera estación (crudas y ralladas, o cocidas y simplemente rehogadas con mantequilla) son deliciosas. Las que deben conservarse durante el invierno, y que alcanzan su completo desarrollo en otoño, deben arrancarse cuidadosamente, con la pala o con el bieldo.

 

Se cortan sus hojas a ras del cuello y se las coloca en arena, tierra arenosa o turba, en una bodega, una cava o cualquier otro lugar fresco. En las zonas con clima suave, pueden dejarse las raíces en el suelo, en su sitio, para arrancarlas a medida que se vayan necesitando. A veces, los roedores dañan severamente las raíces conservadas de esta forma.

 

 

Puede realizarse cuando la temperatura del suelo haya alcanzado los 5°C. Esto se consigue en las zonas cálidas en diciembre-enero y en las zonas más frías en marzo-abril. Siempre es posible anticipar estas fechas procurando forzar el cultivo mediante túneles, cajoneras, etc.

 

Si las condiciones climáticas no son adecuadas, la nascencia no se produce o se retrasa mucho. La siembra debe hacerse sembrando en líneas separadas de 25 a 30 cm. y enterrando a una profundidad de 2 cm. Conviene siempre recubrir ligeramente la semilla con una capa de tierra o arena muy suelta. La nascencia se produce a los 10 o 15 días de la siembra.

 

Las siembras escalonadas todos los meses, permiten disponer de una producción constante de raíces en su óptimo punto de consumo. Las últimas siembras próximas al invierno permiten la conservación de las raíces en el suelo, pues no se estropean, como le sucede a las siembras de primavera.

 

 

Uso hortícola.