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ARTÍCULO TÉCNICO

Plagas - El jardín saludable

Autor:Floramedia

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Cada jardín contiene en sí mismo su propio ecosistema, marcado por su geolocalización y clima. El equilibrio entre las especies vegetales existentes y los ciclos evolutivos de los animales que viven en la zona debe de ser lo más natural posible.

Encontrar algún que otro insecto por el jardín es más que saludable y absolutamente normal.

 

En un jardín al aire libre, se encuentran, de forma natural, otros tipos de faunas consideradas depredadoras que tienden a mantener unos equilibrios de población de insectos razonables. Sólo se justifica una “situación e identificación de plaga o enfermedad” cuando una planta o cultivo en concreto se encuentre amenazada seriamente. La proximidad de campos cultivados, y la posibilidad de reinvasión de plagas y enfermedades existentes en esos terrenos, también suponen un factor frecuente de riesgo.

 

La siembra en el jardín de especies no autóctonas, una incorrecta elección de las especies o variedades, el uso de fertilizantes inadecuados, e incluso, los tratamientos fitosanitarios  descontrolados, son otros factores de riesgo importantes. La consulta en centros especializados y el consejo profesional son fundamentales para mantener nuestro jardín sano y a salvo de plagas y enfermedades, no obstante, de aparecer, su tratamiento debe realizarse siempre con productos específicos y de forma centrada sobre las plantas afectadas, nunca de forma indiscriminada ya que con ello, sólo romperíamos el equilibrio existente en el jardín. Si los tratamientos se realizan adecuadamente y orientados por expertos, los problemas en el jardín deberían ser mínimos.

 

Plagas más frecuentes

 

• Mosca blanca (Trialeurodes vaporariorum y Bemisia tabaci).

 

Es un insecto blanco y de reducido tamaño. Las partes jóvenes de las plantas son colonizadas por los adultos, realizando las puestas en el envés de las hojas. Sus daños directos (amarillamientos y debilitamiento de las plantas), son ocasionados por larvas y adultos al alimentarse absorbiendo la savia de las hojas. Los daños indirectos se deben a la proliferación de negrilla sobre la melaza producida en la alimentación, manchando y dificultando el normal desarrollo de las plantas.

 

• Pulgón (Aphis gossypii y Myzus persicae).


Estas son las especies de pulgón más comunes. Forman colonias y se distribuyen en focos que se dispersan, principalmente en primavera y otoño, mediante las hembras aladas. Suelen atacar a los brotes más jóvenes y hojas, dando lugar a enrollamientos y deformaciones. Los brotes se  desarrollan mal y sus entrenudos quedan muy cortos. Con su presencia generan una melaza que atrae a las hormigas.

 

• Cochinillas.


Esta plaga, compuesta por un gran número de especies también denominadas “piojos”, suele afectar más a las partes más altas e iluminadas de frutales y arbolado. Las cochinillas se centran en las zonas leñosas de la planta y reducen el vigor de estas.

 

• Caracoles y babosas.


Son moluscos gasterópodos que se alimentan de la vegetación, gustándoles las épocas húmedas. Su tratamiento se recomienda con productos en forma de cebo.

 

• Orugas defoliadoras (Spodoptera exigua, Heliothis armigera, Chrysodeisis chalcitos…).

 

La biología de estas especies es bastante similar, pasando por estados de huevo, estados larvarios y pupa. Los huevos son depositados en las hojas y tallos, y los daños son causados por las larvas al alimentarse.

 

• Minadores de hoja (Liriomyza trifolii, Liriomyza bryoniae, Liriomyza strigata y Liriomyza huidobrensis).

 

Las hembras adultas realizan las puestas dentro del tejido de las hojas jóvenes, donde comienza a desarrollarse una larva que se alimenta entre la hoja, ocasionando las típicas galerías.

 

• Araña roja (Tetranychus urticae).


Es la especie de araña más común. Se desarrolla en el envés de las hojas causando decoloraciones, punteados o manchas amarillentas que pueden apreciarse en el haz como primeros síntomas.

 

En verano, las temperaturas elevadas y la escasa humedad relativa favorecen el desarrollo de la plaga.

 

• Trips (Frankliniella occidentalis).


Los adultos colonizan los cultivos realizando las puestas dentro de los tejidos vegetales en hojas, frutos y preferentemente en flores, donde se localizan los mayores niveles de población de adultos y larvas nacidas de las puestas.

 

Los daños directos se producen por la alimentación de larvas y adultos, sobre todo en el envés de las hojas, dejando un aspecto plateado en los órganos afectados que luego se necrosan.

 

• Hormigas.


No son una plaga en sí. Más bien aparecen como respuesta a un problema, como por ejemplo el pulgón o la mosca blanca, ya que acuden a alimentarse de la melaza que estos generan.Eliminando el pulgón o la plaga que lo produce se eliminan las hormigas.

 

Enfermedades más frecuentes

 

No suelen ser tan frecuentes en el jardín como las plagas y su tratamiento debe ser también específico, ya que de otra forma su control quedará mermado.

 

• Oidio (Leveillula taurica).

 

Los síntomas que aparecen son manchas amarillas en el haz que se necrosan por el centro,observándose un fieltro blanquecino por el envés.

 

En caso de fuerte ataque las hojas se secan y se desprenden.

• Podredumbre gris (Botrytis cinerea).


Afecta a las hojas, tallos y flores, produciendo lesiones pardas en las que se observa una vellosidad gris del hongo. Su presencia se acentúa en períodos húmedos y fríos.

 

• Mildiu (Phytophthora infestans).


Este hongo ataca a la parte aérea de la planta y en cualquier etapa de desarrollo. En hojas aparecen manchas irregulares de aspecto aceitoso al principio, que rápidamente se necrosan e invaden casi todo el foliolo.

 

• Alternariosis (Alternaria solani).


Las lesiones aparecen tanto en hojas como tallos. En hoja se producen manchas pequeñas circulares o angulares, con marcados anillos concéntricos.En tallo y pecíolo se producen lesiones negras alargadas, en las que se pueden observar a veces anillos concéntricos.


• Fusarium oxysporum.


Puede manifestarse una marchitez en verde de la parte aérea, pudiendo ser irreversible. También puede ocurrir que se produzca un amarilleo que comienza en las hojas más bajas y que termina por secar la planta. Si se realiza un corte transversal al tallo se observa un oscurecimiento de los vasos.

 

• Roya.


La roya ataca a los órganos aéreos de las plantas, en los que aparecen pústulas pulverulentas y herrumbrosas rojizas. Le favorece el calor y la humedad.

 

• Cribado o perdigonado.


Este hongo ataca tanto a las hojas como a los brotes jóvenes de ciertos frutales.


 

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